Control de los ftalatos en el aceite de oliva - Aceite / Almazaras

2023-02-05 18:08:21 By : Mr. Kenny Liang

En los números de la revista de este año 2018 vamos a intentar hacer un repaso de las familias de contaminantes que pudieran encontrarse en nuestros AOVs, ya que su conocimiento nos ayudará a prevenir y evitar que nos contaminen. Comenzaremos por los ftalatos, seguiremos con los MOHS y MOA, veremos también los MCPDs, la utilidad de la relación feofitinas/pirofeofitinas, que aunque no pertenezcan a ninguna familia de contaminantes sí pueden ayudar a estimar de forma razonable la vida útil de nuestros AOVs, y terminaremos con los benzopirenos. Siempre intentaremos evitar demasiados tecnicismos, pero la complejidad de estas familias de compuestos lo hará casi inevitable.

Los ftalatos, o ésteres de ácido ftálico, son una familia de compuestos químicos que se usan principalmente para producir plástico flexible y maleable. Los ftalatos se usan en cientos de productos presentes en nuestros hogares, hospitales, automóviles y negocios (alambres y cables, suelos, revestimientos de paredes, láminas autoadhesivas, cueros sintéticos, telas recubiertas y aplicaciones para techos, dispositivos médicos, PVC de uso general, adhesivos, tintas, cosméticos, lubricantes y aceites minerales...). Responden a la siguiente fórmula general:

Los ftalatos más empleados son el DEHP [ftalato de bis(2-etilhexilo)], el DIDP (ftalato de diisodecilo) y el DINP (ftalato de diisononilo). El DEHP es el plastificador más usado con el PVC debido a su bajo coste. El BBzP (ftalato de bencilo y butilo) se usa en la fabricación de material para suelos basado en PVC. Los ftalatos con grupos R y R' pequeños son usados como disolventes en perfumería y pesticidas. Los ftalatos se usan también con frecuencia en los esmaltes de uñas, adhesivos, masillas, pigmentos de pintura y en la mayoría de los juguetes.

Insistimos, en estas aplicaciones se los llama 'plastificantes' debido a que se utilizan para suavizar el plástico (principalmente vinilo o PVC) y hacerlo flexible. Sin embargo, al no estar químicamente ligados a la matriz plástica, los ftalatos pueden abandonar el material y migrar a los fluidos en contacto con ellos. En mucha mayor medida en fluidos liposolubles como aceites.

Los ftalatos son sustancias potencialmente tóxicas. Aunque su toxicidad está catalogada como baja para el DINP y DIDP; los DEHP, DBP y BBP están considerados como disruptores endocrinos y se han incluido en la lista REACH de la Unión Europea.

Cuando se trata de productos plásticos blandos, generalmente contienen cantidades considerables de estos agentes tóxicos. Más importante que la cantidad total de ftalatos presentes en estos artículos, es la cantidad de estos ftalatos que migran de los plásticos a los alimentos. El hecho de que la cantidad de ftalatos que se desprende de los productos no tenga relación con la cantidad total presente de éstos en el plástico, dificulta la toma de decisiones sobre la regulación en materia de seguridad de artículos fabricados con plástico, así que la solución es la cuantificación de la migración de los ftalatos. A la luz del conocimiento actual, existe incertidumbre sobre los efectos crónicos que podrían traer consecuencias a los usuarios de estos productos y, basados en la evidencia de daños a la salud en animales, es necesaria la prevención.

Su contenido en alimentos está regulado, pero la Reglamentación Europea al respecto en aceites es algo ambigua. La única referencia en cuanto a legislación en Europa es el Reglamento (UE) Nº 10/2011 de la Comisión, de 14 de enero de 2011, sobre materiales y objetos plásticos destinados a entrar en contacto con alimentos.

Este reglamento regula el contenido de algunas sustancias usadas en los plásticos destinados a estar en contacto con los alimentos. Para el caso de los ftalatos más comunes dice:

En el caso de los aceites, según la normativa indicada anteriormente, no se podrían usar materiales plásticos con ftalatos de ningún tipo, y por tanto los límites aplicables desde un punto de vista estricto deberían de ser 0 mg/kg., o menor de un límite de cuantificación viable de por ejemplo 0.1 mg/kg., puesto que no se debería producir migración alguna al aceite si el material plástico no los contiene.

La BNN (Bundesverband Naturkost Naturwaren), la asociación de envasadores mayoristas y minoristas ecológicos de Alemania, proprone como límites 1mg/kg para DEHP y DBP y 5mg/kg para los otros. En Taiwán se exige un contenido de <0,1 mg/kg para los aceites ecológicos exportados. Según el responsable del ITERG (Instituto de la grasa Francés) los límites deberían ser lo mínimo cuantificable puesto que los aceites deberían ser producidos en instalaciones con materiales libres de ftalatos y por tanto la migración a los aceites no se debería dar.

El laboratorio Juan Antonio Tello lleva años realizando esta determinación, al igual que toda una batería de contaminantes, como plaguicidas, metales, hidrocarburos aromáticos policíclicos, hidrocarburos minerales (MOSH y MOAH) y más recientemente 3-MCPD y glicidil éster, y más, tanto en aceites de oliva como en otros aceites de semillas.

Tras varios años realizando sistemáticamente esta analítica en aceites vegetales de todo tipo (alrededor de 150-200 muestras anuales desde 2014), podemos afirmar que la realidad es que una parte importante de los aceites en los que se ha analizado, presentan contaminación con ftalatos, y no es sencillo cumplir realmente estas reglamentaciones; sobre todo porque los materiales usados en las fábricas no disponen en muchos casos de los certificados exigidos en cuando a los ensayos de migración de estos compuestos necesarios para uso alimentario con grasas (estudios de migración específica en medio graso). Desde la recepción hasta el envasado final hay posibles fuentes de contaminación con ftalatos que hay que controlar.

En la tabla siguiente aparecen los resultados obtenidos desde 2016 hasta ahora (350 muestras):

En la siguiente tabla se indica el porcentaje del 77% de muestras que presentó presencia de algún ftalato que incumplirían las normas que se aplican normalmente en los mercados que más demandan esta determinación. Para Taiwán todos aceites con algún ftalato estarían en principio fuera de norma.

El porcentaje de positivos para esta determinación es altísimo comparado con nuestra experiencia durante años en pesticidas (4.500 muestras/año), o HAP’s (2.000 muestras/año) (hidrocarburos aromáticos policíclicos) donde es menos del 1%. Por tanto los datos ponen en evidencia que los ftalatos son un contaminante que hasta ahora no se ha controlado de forma adecuada y se hace muy necesario realizar análisis con mucha más periodicidad para intentar atajar esta contaminación bastante extendida como ya se hizo en su momento con pesticidas y con HAP’s.

Es recomendable analizar cada lote en su envase final, porque se pueden dar contaminaciones diferentes en cada paso y no es suficiente con analizar un depósito de acero inoxidable. Desde ese depósito hasta el envase final va a cambiar la cantidad en ftalatos presentes. Los contenedores cada vez más usados llamados IBC podrían ser también una fuente de contaminación al vender a granel, aunque a priori el PE (polietileno) no debería presentar una gran migración de ftalatos en la práctica sí se da. El polímero PET (polietilen tereftalato) es el que menos contaminación da de los usados como envases normalmente. El vidrio es la mejor opción para evitar migración de ftalatos.

Con lo dicho hasta ahora, además de dar a conocer más técnicamente esta familia de contaminantes, también queremos concienciar del riesgo importante que representa su posible presencia en nuestros AOVEs. Tenemos que conocer todos los pasos en los que nuestros aceites pueden estar en contacto con plásticos, y para cada uno de ellos, pedirle al proveedor que nos aporte su certificado correspondiente de ausencia, y sobre todo, de no migración. Recordemos algo de los dicho, son especialmente solubles en nuestros AOVs, y son para ellos para los que tienen que hacerse estos estudios de migración.

Cuando además de las propiedades organolépticas se promocionan también las propiedades saludables de nuestros AOVs, se hace casi imprescindible analizar estos contaminantes, al igual que los otros ya mencionados, porque lo primero que debería cumplir un alimento que se intenta vender como saludable es que no tenga contaminantes tóxicos presentes.

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